Hacía mucho tiempo que quería ir a un concierto de U2 y escucharlos en vivo fue una experiencia única. Me gustó mucho, pero creo que siendo tan famosos, los hemos perdido un poco.
Como ya es costumbre, llegamos tarde para escuchar a la primera banda. Sólo tuvimos tiempo para comprar nachos y acomodarnos en nuestros asientos. El escenario impresionante, la pantalla redonda ideal para un estadio, fue elemento principal para poder disfrutar el concierto. El sonido bueno en general. Las luces increibles.
El griterío anunciaba que los integrantes de la banda llegaban al escenario. El show empezaba. Su música tiene mucha calidad. Escuchar las guitarras de The Edge es de las mejores partes del espectáculo. Bono ya no canta como cuando era joven y francamente no le llega a Pavarotti, pero hizo buen intento de acercarse a la ópera cuando cantó Ms. Sarajevo. Aunque las letras de las canciones están llenas de conceptos religiosos (yo no soy muy religioso que digamos) pregonan amor y eso me basta.
Me gusta mucho que U2 apoye causas por los derechos humanos, en el concierto algunas pesonas de Amnistía Internacional desfilaron con algunas velas que simbolizan la esperanza y el respeto a los derechos humanos.
Pero escuchar a U2 en un enorme estadio, viéndolos chiquitos en el escenario me hizo añorar los conciertos de teatros pequeños donde tienes un contacto más cercano con el artista. Creo que ya no es posible eso con U2. Ya no podemos tenerlos cerca. Y eso lo añoro.