Yo creo que
Ecuador le debe otorgar asilo, le contesté a medias al taxista que me llevaba a
mi destino. La conversación giraba en torno a
Edward Snowden quien filtró datos a la prensa del espionaje gringo. ¿Usted
qué opina? Le reviré. Yo creo que dio a conocer algo obvio, me dijo. Todo mundo
sabe que los gobiernos espían a sus ciudadanos.
Quienes
visitamos una ciudad, sabemos que una forma de medir su pulso social/político
es hablando con sus taxistas. La Ciudad de México no es la excepción.
Tuve que
viajar en tres taxis el día que jugaban España e Italia para definir un
finalista de la Copa Confederaciones. Escuchaban el juego por la radio. ¿Cuál es su favorito? Les pregunté.
“España” contestaron. Los tres coincidieron que quienes protestan en
Brasil tienen razón. Hay prioridades, me dijo uno. “O das de comer a tus hijos
o les compras zapatos bonitos”.
Don
Eustaquio me llevó a mi cita para renovar pasaporte. ¿Le gusta a usted el
pulque? Me preguntó. Le dije que sí. “¿El de ajo o el curado?” Ambos, le
contesté. Me dijo que en los años recientes ha habido un resurgimiento de las
pulquerías en la ciudad de México. “Pero no con el apoyo del gobierno”.
Es bueno
tener pulquerías en la ciudad de México, me dijo “pero el mejor pulque que he
probado lo hacen en mi pueblo”. Don Eustaquio me dijo que es originario de El Oro, Estado de México. “Por eso los domingos no trabajo, me voy a mi
pueblo...a echarme unos pulques”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario