La vi descender de un coche con un ángel pintado en
las puertas, “hola”, le dije. Hola, me respondió mientras miraba sus alas
blancas.
- -¿Crees que pueda encontrar un taxi
aquí a estas horas? Me preguntó.
- -No, es mejor que lo esperes en El
Puente, le dije.
- -Está bien, gracias, me contestó mientras
se alejaba, desapareciendo en la neblina.
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